Con mil días en carencia,
las luces ficticias apagadas,
quemadas, quebradas,
la escarcha cayéndose por las rendijas de una calle,
que ya creía olvidada.
Por la mierda, nunca el olvido viene y se lleva todo de una vez,
deja ese gusto a cafeína y tabaco,
la necesidad brotando por los ojos, las piernas, los labios.
La necesidad oculta de quedarnos quietos , pegados, callados,
riéndose con los ojos y pateando con los pies,
valga la redundancia, la misma de seguir caminado en la puta calle de ayer,
llegando a la esquina de lo maldito y lo divino,
de lo frió y lo candente.
Te escucho susurrar la cancioncita de mierda ,
me quedo así como pasmada ,
te vuelves , caminas como si no pasara nada ,
como si mis gritos no llegaran a rozarte,
te odio como cada día ,
te odio diez mil veces mas cuando me miras y todo se detiene.