Dicen que los depresivos
suelen sufrir más en invierno,
es él quien adorna los tristes paisajes,
el compañero indomable,
que atrapa cada gesto de luz,
que podría salvarnos de su cruenta oscuridad,
no nos deja soltar su mano ,
nos guia y domina hacia al camino infinito.
Su frió logra congelar nuestros corroídos corazones,
su humedad va oxidando cada articulación facial,
nos hemos quedado con la gris mueca grabada.
Los días de lluvias forman el caos
ires y venires , mil contradicciones,
la angustia que te roba la facultad de respirar,
y la presión hace desvariar en tormentosos sueños
canibalescos , suicidas , asesinos, ingenuos, infantiles
paraísos cubiertos de ceniza,
pesadilla tan real como tu misma piel, como aquellas lágrimas
que brotan y caen a cada segundo.
Y aun no puedes ver cual es la causa de aquellas lágrimas
ya no es su ausencia, tampoco las utopías rotas
no tengo mas que una bella historia con oscuro final,
pero no es la causa del delirio , no del abandono
no de mi rechazo , no del miedo.
Hoy no fue un buen día ,
tampoco ayer , menos lo será mañana
es que cuando viene el caos no hay quien lo frene
solo las lágrimas, solo las sustancias , solo el pensamiento
solo mi propia verdad asumida, aceptada , masticada.
Quizá la próxima semana, el siguiente mes, o el año que viene
se valla para siempre, me aterra y confunde
aunque es tanto el espacio que llena en mi este sentir
de angustiosa libertad , de tranquilidad aprisionada
que temo aun mas , que si el ya no esta
no tendré nada , no podré aferrarme a su sabor agridulce
de dolor con gotas de decepción , culpa y una pizca de arrepentimiento
cóctel perfecto que alimenta día a día mi alma triturada.